Este es un proyecto en el que la labor del arquitecto va un poco más allá de sus límites normales. Un grupo de profesionales decide hacer un colegio en uno de los barrios más afectados por la violencia en la ciudad. Lo más interesante de este proyecto es la forma en la que guiados por la Fundación, diferentes grupos y personas aportan desde sus campos específicos.
Villa Liliam, Caicedo es un barrio ubicado en la ladera centro/oriental del Valle de Aburrá, un barrio que se sobrepone a la violencia entendiendo que la educación es uno de los caminos para lograr un mejor entorno. El lote queda en una esquina que opera como centro de barrio, mucho de esto ocurre porque la topografía quebrada, permite en ese punto una esquina más amplia y una vía transversal a la pendiente casi plana.

Con un programa extenso y muy poco terreno, el edificio logra incorporarse en los desniveles naturales del lugar (diferencias de nivel de hasta 9m) para usar todos los metros cúbicos posibles moviendo la menor cantidad de tierra. Se logra con esto ubicar el primer nivel hacia el lado de la calle y que este funcione como equipamento barrial, el edificio tiene dos grandes salones que en el día funcionan como comedores, un pequeño teatro al aire libre y una biblioteca con zonas de lectura. En la cubierta se diseña una zona de juegos con una pequeña cancha de fútbol. El edificio tiene una doble fachada que contribuye con el control solar.